Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar
Suscríbete: Apple Podcasts | Spotify | Correo electrónico | YouTube Music |
Proverbios 30:5 NVI. «Toda palabra de Dios es digna de crédito; Dios protege a los que en él buscan refugio.»
Es hermoso leer en este verso el doble significado de la frase «digna de crédito»; en primer lugar, al reconocer que la palabra de Dios es «digna de crédito», podemos entender que ello significa que demuestra ser verdadera y que por encima de ella, no existe alguna otra verdad que se le pueda comparar. En segundo lugar, el verso dice: «Toda palabra de Dios es digna de crédito», y eso significa que debemos reconocer que, cuando hablamos sobre la palabra de Dios, es Dios quien la escribe, no nosotros.
Pues, desde la época antigua, personajes como Buda, Zaratustra y muchos otros más, no hicieron más que copiar versos bíblicos y hacerlos pasar como si fueran propios, derogando esto en filosofías parcializadas que solo encontraban el poco brillo que tienen en los extractos maravillosos que podían «robar» o «copiar» de la Biblia sin darle el crédito a quien realmente le pertenece.
Y esto no ha dejado de pasar, pues en la época actual existen muchos influencers, conferencistas y coaches que detrás del mercado de las espiritualidades y de la autoayuda, siguen copiando principios bíblicos, los cuales usan fuera de contexto y simplemente los acomodan como si fueran propios.
Y yo creo que detrás de todo esto, solo tratan de buscar en ellos algo que los haga lucir como pequeños mesías y salvadores, cuando en realidad detrás de todo ello y detrás de todos los textos que copian hay un único salvador, verdadero porque es el padre de la verdad, que se llama Jesús. Es por eso que no entiendo todavía por qué, para unas cosas, la palabra de Dios es criticada, burlada y menospreciada, pero para otras y si se trata de buscar protagonismos individuales ahí si, pero sin dar el crédito que corresponde.
Finalmente, si necesitamos encontrar respuestas, cambios significativos en las maneras de ser, de pensar y de estar con nosotros mismos y con los demás, como lo dice el verso: «Dios protege a los que en él buscan refugio». Y esto sucede, además, porque Él mismo fue quien nos diseñó y creó a la perfección, cada una de nuestras emociones, pensamientos, deseos, acciones, motivaciones y, desde luego, nuestro fin.
Por eso encontramos en este verso estos dos significados que, adrede, nos permiten entender en la lía constante de las espiritualidades y de la doble moral expuesta por Jesús ante los fariseos como lo dice Mateo 22:21: «Al César lo que es del César y a Dios, lo que es de Dios».
Vamos a orar.
Amado Dios, gracias por tu gran amor y cuidado y por tu impresionante palabra que me trae libertad. Ayúdame a discernir lo falso de lo verdadero y lo que pertenece a ti. Perdónanos por usar tu palabra a la ligera y por hacerla parte de otros contextos, sin importar que tu propio nombre se pierda y muchos dejen de conocerte o de llamarte salvador.
Perdona tanta arrogancia, tanta ironía y tanta simulación de discursos que se quieren hacer pasar como salvadores y mesiánicos, cuando en realidad tú eres el único que puede salvar. Permítenos darte todo el crédito que tú te mereces, porque aunque no lo necesitas ni recibes regalías por ello, sí es una mínima manera de darte gracias, honra y honor como Señor y salvador.
Hoy me entrego a ti y te declaro como mi dueño, mi centro, mi respirar y mi reposo, pues nada puedo hacer sino estás tú conmigo. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 22 de enero. Yoga, mindfulness, spiritual coach y espiritualidades prestadas? – Derechos de autor.
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar
Suscríbete: Apple Podcasts | Spotify | Correo electrónico | YouTube Music | RSS
Proverbios 30:5 NVI. «Toda palabra de Dios es digna de crédito; Dios protege a los que en él buscan refugio.»
Es hermoso leer en este verso el doble significado de la frase «digna de crédito»; en primer lugar, al reconocer que la palabra de Dios es «digna de crédito», podemos entender que ello significa que demuestra ser verdadera y que por encima de ella, no existe alguna otra verdad que se le pueda comparar. En segundo lugar, el verso dice: «Toda palabra de Dios es digna de crédito», y eso significa que debemos reconocer que, cuando hablamos sobre la palabra de Dios, es Dios quien la escribe, no nosotros.
Pues, desde la época antigua, personajes como Buda, Zaratustra y muchos otros más, no hicieron más que copiar versos bíblicos y hacerlos pasar como si fueran propios, derogando esto en filosofías parcializadas que solo encontraban el poco brillo que tienen en los extractos maravillosos que podían «robar» o «copiar» de la Biblia sin darle el crédito a quien realmente le pertenece.
Y esto no ha dejado de pasar, pues en la época actual existen muchos influencers, conferencistas y coaches que detrás del mercado de las espiritualidades y de la autoayuda, siguen copiando principios bíblicos, los cuales usan fuera de contexto y simplemente los acomodan como si fueran propios.
Y yo creo que detrás de todo esto, solo tratan de buscar en ellos algo que los haga lucir como pequeños mesías y salvadores, cuando en realidad detrás de todo ello y detrás de todos los textos que copian hay un único salvador, verdadero porque es el padre de la verdad, que se llama Jesús. Es por eso que no entiendo todavía por qué, para unas cosas, la palabra de Dios es criticada, burlada y menospreciada, pero para otras y si se trata de buscar protagonismos individuales ahí si, pero sin dar el crédito que corresponde.
Finalmente, si necesitamos encontrar respuestas, cambios significativos en las maneras de ser, de pensar y de estar con nosotros mismos y con los demás, como lo dice el verso: «Dios protege a los que en él buscan refugio». Y esto sucede, además, porque Él mismo fue quien nos diseñó y creó a la perfección, cada una de nuestras emociones, pensamientos, deseos, acciones, motivaciones y, desde luego, nuestro fin.
Por eso encontramos en este verso estos dos significados que, adrede, nos permiten entender en la lía constante de las espiritualidades y de la doble moral expuesta por Jesús ante los fariseos como lo dice Mateo 22:21: «Al César lo que es del César y a Dios, lo que es de Dios».
Vamos a orar.
Amado Dios, gracias por tu gran amor y cuidado y por tu impresionante palabra que me trae libertad. Ayúdame a discernir lo falso de lo verdadero y lo que pertenece a ti. Perdónanos por usar tu palabra a la ligera y por hacerla parte de otros contextos, sin importar que tu propio nombre se pierda y muchos dejen de conocerte o de llamarte salvador.
Perdona tanta arrogancia, tanta ironía y tanta simulación de discursos que se quieren hacer pasar como salvadores y mesiánicos, cuando en realidad tú eres el único que puede salvar. Permítenos darte todo el crédito que tú te mereces, porque aunque no lo necesitas ni recibes regalías por ello, sí es una mínima manera de darte gracias, honra y honor como Señor y salvador.
Hoy me entrego a ti y te declaro como mi dueño, mi centro, mi respirar y mi reposo, pues nada puedo hacer sino estás tú conmigo. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes