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Salmos 103:3 NTV. «Él perdona todos mis pecados y sana todas mis enfermedades.»
Muchas personas se preguntan: «¿Será que Dios ya me perdonó?» Y la pregunta que nos debemos hacer cuando aparece este interrogante es más bien: «¿Ya le pedí perdón a Dios? ¿Ya me arrepentí verdaderamente de todo mi orgullo, mi altivez, mi infidelidad, mi doblez, mi hipocresía, mi envidia, mi inseguridad, mi mal genio, mi resentimiento, mi lujuria, mi vicio, mi engaño y de todo aquello que me aparta de vivir a la manera de Jesús?»
Pues bien, la verdad es que si ya lo hiciste, estás perdonado, libre y listo para seguir una vida tranquila, sin dudas, ni mucho menos sin la inseguridad de que no has sido perdonado, porque una vez que Dios perdona, ya no hay vuelta atrás.
Por eso dice el verso (Salmos 103:3-5 NTV): «Él perdona todos mis pecados y sana todas mis enfermedades. [4] Me redime de la muerte y me corona de amor y tiernas misericordias. [5] Colma mi vida de cosas buenas; y ¡mi juventud se renueva como la del águila!»
Vamos a orar.
Gracias, Señor, por perdonarme y por sanar todas mis enfermedades, pues solo tú lo puedes hacer y lo has hecho. Gracias por tu perdón y por tu cuidado. Gracias por tu gracia y tu bendita palabra que me limpia y me protege, pero sobre todo me hace feliz. En el nombre de Jesús, oro a ti, mi Dios y mi todo. Amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 28 de enero. No lo dudes.
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Salmos 103:3 NTV. «Él perdona todos mis pecados y sana todas mis enfermedades.»
Muchas personas se preguntan: «¿Será que Dios ya me perdonó?» Y la pregunta que nos debemos hacer cuando aparece este interrogante es más bien: «¿Ya le pedí perdón a Dios? ¿Ya me arrepentí verdaderamente de todo mi orgullo, mi altivez, mi infidelidad, mi doblez, mi hipocresía, mi envidia, mi inseguridad, mi mal genio, mi resentimiento, mi lujuria, mi vicio, mi engaño y de todo aquello que me aparta de vivir a la manera de Jesús?»
Pues bien, la verdad es que si ya lo hiciste, estás perdonado, libre y listo para seguir una vida tranquila, sin dudas, ni mucho menos sin la inseguridad de que no has sido perdonado, porque una vez que Dios perdona, ya no hay vuelta atrás.
Por eso dice el verso (Salmos 103:3-5 NTV): «Él perdona todos mis pecados y sana todas mis enfermedades. [4] Me redime de la muerte y me corona de amor y tiernas misericordias. [5] Colma mi vida de cosas buenas; y ¡mi juventud se renueva como la del águila!»
Vamos a orar.
Gracias, Señor, por perdonarme y por sanar todas mis enfermedades, pues solo tú lo puedes hacer y lo has hecho. Gracias por tu perdón y por tu cuidado. Gracias por tu gracia y tu bendita palabra que me limpia y me protege, pero sobre todo me hace feliz. En el nombre de Jesús, oro a ti, mi Dios y mi todo. Amén.
MIguel Montes