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2 Timoteo 2:15 NTV. «Esfuérzate para poder presentarte delante de Dios y recibir su aprobación. Sé un buen obrero, alguien que no tiene de qué avergonzarse y que explica correctamente la palabra de verdad.»
Cuando vemos lo que pasa en nuestro país y escuchamos la multitud de críticas e inconformidades de un lugar y del otro, yo creo que lo más sano y salomónico es aplicar lo que dice Dios acerca del desempeño de las personas y de cada uno de nosotros en el lugar en donde Dios mismo nos ha puesto, ya sea un alto cargo en el gobierno o un lugar de servicio voluntario y comunitario.
Por eso es muy común escuchar en este tiempo palabras como rendición de cuentas, medición de niveles de desempeño, evaluación de cargo, pruebas de competencia y muchos más que nos dicen cómo debería ser el desempeño de las personas en un cargo determinado. Lo cierto es que todos nosotros, tengamos un cargo o no, estamos siendo medidos en nuestro nivel de desempeño o en nuestro nivel de competencia todo el tiempo para hacer lo que tenemos que hacer.
Y como lo dice el verso, en primer lugar, debemos esforzarnos para presentarnos aprobados delante del Señor, y eso significa que a todos, literalmente a todos, nos toca esforzarnos cuando de dar lo mejor se trata. En segundo lugar, dice el verso que haciendo esto recibiremos la aprobación de Dios, y eso es mucho mejor que recibir aprobación del jefe o de las personas que trabajan con nosotros, pues finalmente, si hacemos las cosas con excelencia y como para Dios, el premio será mucho mayor.
En tercer lugar, el verso nos dice: «Sé un buen obrero, alguien que no tiene de qué avergonzarse», y esa es la mejor medida que nos podamos poner para vivir la vida, la de tratar de hacer todas las cosas sin tener motivos ni razones para sentir vergüenza, ya sea por nuestra mediocridad, por nuestra mentira o nuestra falta de dedicación.
Finalmente, nos dice el verso que todo lo que hagamos en la vida, debemos hacerlo con la verdad, y eso significa hablar con la verdad, pensar con la verdad y experimentar la verdad en todos los aspectos de nuestra vida, lo cual nos ayuda a entender la manera en que Dios comprende y anhela que seamos unos obreros aprobados por Él.
Vamos a orar.
Perdóname, Señor, mi mediocridad, mi desgano, mi comparación, mi queja y mi insatisfacción. Ayúdame a ser más esforzado en todas mis tareas y deberes, y a ser un obrero de tu arado. Lléname de ti, para que en esa medida me pueda dar a los demás. Perdona todos mis pecados, en el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 9 de febrero. Rendición de cuentas.
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2 Timoteo 2:15 NTV. «Esfuérzate para poder presentarte delante de Dios y recibir su aprobación. Sé un buen obrero, alguien que no tiene de qué avergonzarse y que explica correctamente la palabra de verdad.»
Cuando vemos lo que pasa en nuestro país y escuchamos la multitud de críticas e inconformidades de un lugar y del otro, yo creo que lo más sano y salomónico es aplicar lo que dice Dios acerca del desempeño de las personas y de cada uno de nosotros en el lugar en donde Dios mismo nos ha puesto, ya sea un alto cargo en el gobierno o un lugar de servicio voluntario y comunitario.
Por eso es muy común escuchar en este tiempo palabras como rendición de cuentas, medición de niveles de desempeño, evaluación de cargo, pruebas de competencia y muchos más que nos dicen cómo debería ser el desempeño de las personas en un cargo determinado. Lo cierto es que todos nosotros, tengamos un cargo o no, estamos siendo medidos en nuestro nivel de desempeño o en nuestro nivel de competencia todo el tiempo para hacer lo que tenemos que hacer.
Y como lo dice el verso, en primer lugar, debemos esforzarnos para presentarnos aprobados delante del Señor, y eso significa que a todos, literalmente a todos, nos toca esforzarnos cuando de dar lo mejor se trata. En segundo lugar, dice el verso que haciendo esto recibiremos la aprobación de Dios, y eso es mucho mejor que recibir aprobación del jefe o de las personas que trabajan con nosotros, pues finalmente, si hacemos las cosas con excelencia y como para Dios, el premio será mucho mayor.
En tercer lugar, el verso nos dice: «Sé un buen obrero, alguien que no tiene de qué avergonzarse», y esa es la mejor medida que nos podamos poner para vivir la vida, la de tratar de hacer todas las cosas sin tener motivos ni razones para sentir vergüenza, ya sea por nuestra mediocridad, por nuestra mentira o nuestra falta de dedicación.
Finalmente, nos dice el verso que todo lo que hagamos en la vida, debemos hacerlo con la verdad, y eso significa hablar con la verdad, pensar con la verdad y experimentar la verdad en todos los aspectos de nuestra vida, lo cual nos ayuda a entender la manera en que Dios comprende y anhela que seamos unos obreros aprobados por Él.
Vamos a orar.
Perdóname, Señor, mi mediocridad, mi desgano, mi comparación, mi queja y mi insatisfacción. Ayúdame a ser más esforzado en todas mis tareas y deberes, y a ser un obrero de tu arado. Lléname de ti, para que en esa medida me pueda dar a los demás. Perdona todos mis pecados, en el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes