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Hebreos 5:14 NTV. «El alimento sólido es para los que son maduros, los que a fuerza de práctica están capacitados para distinguir entre lo bueno y lo malo.»
Yo creo que han pasado varios años en la vida de muchos para que, a fuerza de práctica, con ensayo y error, y todo lo que ello significa, podamos llegar por fin a distinguir entre lo bueno y lo malo.
Esta es la enseñanza que nos trae el verso de hoy, en la que nos podemos dar cuenta de que hay una época para todo y que con el paso del tiempo, ya debemos dejar de ser niños para muchas cosas y debemos afrontar la realidad con el carácter que solo Dios puede darnos para resolver las encrucijadas de la vida.
Una vez que comenzamos a consumir alimento sólido y nuestro espíritu se va fortaleciendo en Dios, podemos, a fuerza de práctica, comenzar a distinguir entre lo bueno y lo malo, entre lo que nos conviene y lo que no, entre lo que podemos decir y lo que no. Pues esa es una de las ventajas de alimentarnos de la manera correcta: la de poder discernir y entender mucho mejor la vida misma y todo lo que pasa a nuestro alrededor.
Vamos a orar.
Enséñame, Señor, permíteme trascender de la vida loca y de las excusas, a una madurez hecha a pulso contigo. Ya no quiero ser un niño, y deseo conocer tu palabra y así distinguir entre lo bueno y lo malo. Te entrego mis equivocaciones y mis desatinos, mis caídas y mis logros, pues quiero ser moldeado por ti y dirigido por tu Santo Espíritu. Y todo esto te lo pido, en el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 6 de marzo. A fuerza de práctica.
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Hebreos 5:14 NTV. «El alimento sólido es para los que son maduros, los que a fuerza de práctica están capacitados para distinguir entre lo bueno y lo malo.»
Yo creo que han pasado varios años en la vida de muchos para que, a fuerza de práctica, con ensayo y error, y todo lo que ello significa, podamos llegar por fin a distinguir entre lo bueno y lo malo.
Esta es la enseñanza que nos trae el verso de hoy, en la que nos podemos dar cuenta de que hay una época para todo y que con el paso del tiempo, ya debemos dejar de ser niños para muchas cosas y debemos afrontar la realidad con el carácter que solo Dios puede darnos para resolver las encrucijadas de la vida.
Una vez que comenzamos a consumir alimento sólido y nuestro espíritu se va fortaleciendo en Dios, podemos, a fuerza de práctica, comenzar a distinguir entre lo bueno y lo malo, entre lo que nos conviene y lo que no, entre lo que podemos decir y lo que no. Pues esa es una de las ventajas de alimentarnos de la manera correcta: la de poder discernir y entender mucho mejor la vida misma y todo lo que pasa a nuestro alrededor.
Vamos a orar.
Enséñame, Señor, permíteme trascender de la vida loca y de las excusas, a una madurez hecha a pulso contigo. Ya no quiero ser un niño, y deseo conocer tu palabra y así distinguir entre lo bueno y lo malo. Te entrego mis equivocaciones y mis desatinos, mis caídas y mis logros, pues quiero ser moldeado por ti y dirigido por tu Santo Espíritu. Y todo esto te lo pido, en el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes