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Salmo 23:4 NVI. «Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta.»
La inseguridad es una emoción que nos puede atacar en cualquier momento, ya sea porque nuestra vida esté en riesgo o porque hemos tomado decisiones erradas, o porque sintamos una amenaza por alguna situación. Esa inseguridad lo único que hace es apartarnos de Dios y llegar a pensar que Él no está con nosotros y que nos ha dejado solos y estamos completamente a la deriva.
La realidad es que cuando decidimos entregarle nuestra vida a Dios, como lo dice el verso, así pasemos por valles tenebrosos, aún cuando la situación a nuestro alrededor parezca imposible, así y todo, no vamos a tener temor alguno, porque sabemos que Dios tiene el control y para nosotros es mejor hacer su voluntad que la nuestra.
Siempre vamos a pedir, como primera instancia, a Dios que se haga nuestra voluntad, pero la realidad es que la oración correcta siempre va a ser que se haga la suya.
Termina el verso diciendo, para darnos aún mucha más seguridad, «tu vara de pastor me reconforta», y ahí, en ese lugar, tú y yo podemos tener toda la confianza del mayor y mejor cuidado que solo en los brazos del pastor podemos tener.
Así que con la mayor fe puedes decir (Salmo 23:4 NVI): «Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta.»
Vamos a orar.
Amado Dios, aún con lo lejos que puedo estar de ti, es tu vara y tu cayado y tu protección que me envuelve por completo, lo que me reconforta. Tuyo soy, Señor, mi vida está en tus manos, y solo quiero que se haga tu perfecta voluntad en mi vida. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 13 de marzo. No tengo temor.
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Salmo 23:4 NVI. «Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta.»
La inseguridad es una emoción que nos puede atacar en cualquier momento, ya sea porque nuestra vida esté en riesgo o porque hemos tomado decisiones erradas, o porque sintamos una amenaza por alguna situación. Esa inseguridad lo único que hace es apartarnos de Dios y llegar a pensar que Él no está con nosotros y que nos ha dejado solos y estamos completamente a la deriva.
La realidad es que cuando decidimos entregarle nuestra vida a Dios, como lo dice el verso, así pasemos por valles tenebrosos, aún cuando la situación a nuestro alrededor parezca imposible, así y todo, no vamos a tener temor alguno, porque sabemos que Dios tiene el control y para nosotros es mejor hacer su voluntad que la nuestra.
Siempre vamos a pedir, como primera instancia, a Dios que se haga nuestra voluntad, pero la realidad es que la oración correcta siempre va a ser que se haga la suya.
Termina el verso diciendo, para darnos aún mucha más seguridad, «tu vara de pastor me reconforta», y ahí, en ese lugar, tú y yo podemos tener toda la confianza del mayor y mejor cuidado que solo en los brazos del pastor podemos tener.
Así que con la mayor fe puedes decir (Salmo 23:4 NVI): «Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta.»
Vamos a orar.
Amado Dios, aún con lo lejos que puedo estar de ti, es tu vara y tu cayado y tu protección que me envuelve por completo, lo que me reconforta. Tuyo soy, Señor, mi vida está en tus manos, y solo quiero que se haga tu perfecta voluntad en mi vida. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes