Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar
Suscríbete: Apple Podcasts | Spotify |
1 Samuel 18:1-4 NVI. «Una vez que David y Saúl terminaron de hablar, Saúl tomó a David a su servicio y, desde ese día, no lo dejó volver a la casa de su padre. Jonatán, por su parte, entabló con David una amistad entrañable y llegó a quererlo como a sí mismo. [3] Tanto lo quería que hizo un pacto con él: [4] Se quitó el manto que llevaba puesto y se lo dio a David; también le dio su túnica, y aun su espada, su arco y su cinturón.»
Seguramente, al leer este verso, podemos entender que David era un hombre realmente amable y, por eso mismo, se ganaba el amor entrañable de cada persona que conocía. Así mismo, podemos ver en el verso que Jonatán, al conocer a David y la persona que era, decidió entablar con él una amistad entrañable y, tanto, que llegó a quererlo como a sí mismo.
Y no solo eso, sino que tanto lo quería que no solo le dio su amistad incondicional, sino que se quitó el manto que llevaba puesto y se lo dio a David, y además de eso, le dio su túnica, su espada y su cinturón. Todo esto nos muestra que estas son las características de un amigo incondicional, que indistintamente de lo bueno o lo malo que seamos, será una persona que siempre nos extenderá su mano sin miramiento ni condición alguna.
Una vez le dije a un amigo que él era como un David, pues cada vez que sufría algún dolor, su reacción inmediata era la de venir al Señor completamente rendido por su pecado a pedir perdón, y esa es la característica más escasa, pero una de las más impresionantes que una persona pueda reunir para ser un amigo confiable y fiel, pues quien es transparente con Dios, seguramente lo será contigo como amigo.
Solo le pido a Dios, que me permita ser un amigo incondicional como el de esta historia, de tal manera que pueda abandonarme a mismo, solo por la dicha de entregar una verdadera amistad.
Vamos a orar.
Gracias, Dios, por cada persona que has puesto a mi lado como un amigo verdadero, que entrega todo sin miramientos ni condiciones. Gracias por hacer de esas personas administradores de tu gracia y de tu incomparable manera de hacernos sentir amados, pues eres tú el amigo detrás del amigo que es más fiel que un hermano. Gracias, Señor, por el incomparable regalo de la amistad. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 14 de marzo. Una verdadera amistad.
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar
Suscríbete: Apple Podcasts | Spotify | RSS
1 Samuel 18:1-4 NVI. «Una vez que David y Saúl terminaron de hablar, Saúl tomó a David a su servicio y, desde ese día, no lo dejó volver a la casa de su padre. Jonatán, por su parte, entabló con David una amistad entrañable y llegó a quererlo como a sí mismo. [3] Tanto lo quería que hizo un pacto con él: [4] Se quitó el manto que llevaba puesto y se lo dio a David; también le dio su túnica, y aun su espada, su arco y su cinturón.»
Seguramente, al leer este verso, podemos entender que David era un hombre realmente amable y, por eso mismo, se ganaba el amor entrañable de cada persona que conocía. Así mismo, podemos ver en el verso que Jonatán, al conocer a David y la persona que era, decidió entablar con él una amistad entrañable y, tanto, que llegó a quererlo como a sí mismo.
Y no solo eso, sino que tanto lo quería que no solo le dio su amistad incondicional, sino que se quitó el manto que llevaba puesto y se lo dio a David, y además de eso, le dio su túnica, su espada y su cinturón. Todo esto nos muestra que estas son las características de un amigo incondicional, que indistintamente de lo bueno o lo malo que seamos, será una persona que siempre nos extenderá su mano sin miramiento ni condición alguna.
Una vez le dije a un amigo que él era como un David, pues cada vez que sufría algún dolor, su reacción inmediata era la de venir al Señor completamente rendido por su pecado a pedir perdón, y esa es la característica más escasa, pero una de las más impresionantes que una persona pueda reunir para ser un amigo confiable y fiel, pues quien es transparente con Dios, seguramente lo será contigo como amigo.
Solo le pido a Dios, que me permita ser un amigo incondicional como el de esta historia, de tal manera que pueda abandonarme a mismo, solo por la dicha de entregar una verdadera amistad.
Vamos a orar.
Gracias, Dios, por cada persona que has puesto a mi lado como un amigo verdadero, que entrega todo sin miramientos ni condiciones. Gracias por hacer de esas personas administradores de tu gracia y de tu incomparable manera de hacernos sentir amados, pues eres tú el amigo detrás del amigo que es más fiel que un hermano. Gracias, Señor, por el incomparable regalo de la amistad. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes