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Salmos 32:5 (NTV)“Finalmente te confesé todos mis pecados y ya no intenté ocultar mi culpa. Me dije: «Le confesaré mis rebeliones al SEÑOR», ¡y tú me perdonaste! Toda mi culpa desapareció.” Interludio
Yo creo que todos conocemos lo suficiente la vida de David como para darnos cuenta de que él sabía bien lo que era la culpa. Claro que no siempre la afrontó con rapidez, y por eso, en muchas ocasiones, Dios tuvo que confrontarlo. Pero David siempre logró un momento de entrega, y cuando se arrepintió, lo hizo con todo el corazón.
Por eso podemos entender que el grado de nuestra liberación de la culpa depende de la profundidad de nuestro arrepentimiento.
Con esto comprendemos que lo mejor que podemos hacer cuando somos culpables de algo es confesar nuestra culpa, nuestro error y nuestro pecado. De esta manera, podemos descargarnos de ese peso que tanto nos atormenta y nos distancia de la voluntad de Dios para nuestras vidas. Y no solo eso, sino que también nos aleja de las personas que más amamos.
David, desde muy temprano, reconoció y supo que lo mejor que podía hacer cuando era culpable por alguna situación era confesar, arrepentirse y pedir perdón por su falta.
Lo mejor de todo es que, cuando confesamos, como dice el verso, nuestra culpa desaparece:” «Le confesaré mis rebeliones al SEÑOR» (dijo David), ¡y tú me perdonaste! Toda mi culpa desapareció.” Interludio
Vamos a orar
Amado Señor, hoy te pido perdón y vengo arrepentido ante ti, pues quiero ser libre de mi culpa y de mi debilidad. Te ruego, Señor, que me perdones y me permitas encontrar el perdón de las personas que amo, pues solo tú puedes perdonarme, y a tu lado puedo hallar el perdón de los demás.
Tuyo soy, Señor. Hoy reconozco mi culpa y mi maldad, y te pido perdón.
En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno 5ª temporada, 16 de marzo ¿Que debo hacer cuando soy culpable?
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Salmos 32:5 (NTV)“Finalmente te confesé todos mis pecados y ya no intenté ocultar mi culpa. Me dije: «Le confesaré mis rebeliones al SEÑOR», ¡y tú me perdonaste! Toda mi culpa desapareció.” Interludio
Yo creo que todos conocemos lo suficiente la vida de David como para darnos cuenta de que él sabía bien lo que era la culpa. Claro que no siempre la afrontó con rapidez, y por eso, en muchas ocasiones, Dios tuvo que confrontarlo. Pero David siempre logró un momento de entrega, y cuando se arrepintió, lo hizo con todo el corazón.
Por eso podemos entender que el grado de nuestra liberación de la culpa depende de la profundidad de nuestro arrepentimiento.
Con esto comprendemos que lo mejor que podemos hacer cuando somos culpables de algo es confesar nuestra culpa, nuestro error y nuestro pecado. De esta manera, podemos descargarnos de ese peso que tanto nos atormenta y nos distancia de la voluntad de Dios para nuestras vidas. Y no solo eso, sino que también nos aleja de las personas que más amamos.
David, desde muy temprano, reconoció y supo que lo mejor que podía hacer cuando era culpable por alguna situación era confesar, arrepentirse y pedir perdón por su falta.
Lo mejor de todo es que, cuando confesamos, como dice el verso, nuestra culpa desaparece:” «Le confesaré mis rebeliones al SEÑOR» (dijo David), ¡y tú me perdonaste! Toda mi culpa desapareció.” Interludio
Vamos a orar
Amado Señor, hoy te pido perdón y vengo arrepentido ante ti, pues quiero ser libre de mi culpa y de mi debilidad. Te ruego, Señor, que me perdones y me permitas encontrar el perdón de las personas que amo, pues solo tú puedes perdonarme, y a tu lado puedo hallar el perdón de los demás.
Tuyo soy, Señor. Hoy reconozco mi culpa y mi maldad, y te pido perdón.
En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes