Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar
Suscríbete: Apple Podcasts | Spotify |
Lucas 6:37 NTV. «No juzguen a los demás, y no serán juzgados. No condenen a otros, para que no se vuelva en su contra. Perdonen a otros, y ustedes serán perdonados.»
Qué fácil es, en medio de las situaciones que vivimos, reprender lo que los demás hacen y considerar hacer justicia. Y yo me pregunto, ¿qué hubiera pasado conmigo, si en vez de disfrutar de la gracia limpiadora y sanadora de Dios, hubiese sufrido el estrado implacable de la condenación por mi pecado?
Lo que para nosotros es un pecado imperdonable, para Dios es una oportunidad de volver a Él y recurrir a la tan anhelada gracia, como una puerta de entrada que se abre para nunca más ser cerrada. Todos necesitamos el perdón, así como necesitamos caer para levantar la mirada y fijarla por fin en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Por eso, el verso nos dice (Lucas 6:37-38 NTV): «No juzguen a los demás, y no serán juzgados. No condenen a otros, para que no se vuelva en su contra. Perdonen a otros, y ustedes serán perdonados.» Y termina diciendo, como una promesa, [38] «Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio.»
Vamos a orar.
Perdóname, Señor, por mi juicio. Te ruego que me permitas descansar en ti y no darme la licencia de enjuiciar ni de juzgar a nadie. Hoy reconozco que esa tarea solo te corresponde a ti y que solo tú puedes hacer justicia. Aléjame de toda murmuración y de todo sentimiento de superioridad que haya en mí y llévame a ser la persona que tú quieres que yo sea. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 18 de marzo. No me lo permitas, Señor.
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar
Suscríbete: Apple Podcasts | Spotify | RSS
Lucas 6:37 NTV. «No juzguen a los demás, y no serán juzgados. No condenen a otros, para que no se vuelva en su contra. Perdonen a otros, y ustedes serán perdonados.»
Qué fácil es, en medio de las situaciones que vivimos, reprender lo que los demás hacen y considerar hacer justicia. Y yo me pregunto, ¿qué hubiera pasado conmigo, si en vez de disfrutar de la gracia limpiadora y sanadora de Dios, hubiese sufrido el estrado implacable de la condenación por mi pecado?
Lo que para nosotros es un pecado imperdonable, para Dios es una oportunidad de volver a Él y recurrir a la tan anhelada gracia, como una puerta de entrada que se abre para nunca más ser cerrada. Todos necesitamos el perdón, así como necesitamos caer para levantar la mirada y fijarla por fin en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Por eso, el verso nos dice (Lucas 6:37-38 NTV): «No juzguen a los demás, y no serán juzgados. No condenen a otros, para que no se vuelva en su contra. Perdonen a otros, y ustedes serán perdonados.» Y termina diciendo, como una promesa, [38] «Den, y recibirán. Lo que den a otros les será devuelto por completo: apretado, sacudido para que haya lugar para más, desbordante y derramado sobre el regazo. La cantidad que den determinará la cantidad que recibirán a cambio.»
Vamos a orar.
Perdóname, Señor, por mi juicio. Te ruego que me permitas descansar en ti y no darme la licencia de enjuiciar ni de juzgar a nadie. Hoy reconozco que esa tarea solo te corresponde a ti y que solo tú puedes hacer justicia. Aléjame de toda murmuración y de todo sentimiento de superioridad que haya en mí y llévame a ser la persona que tú quieres que yo sea. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes