Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar
Suscríbete: Apple Podcasts | Spotify |
Éxodo 33:14 NVI. «Yo mismo iré contigo y te daré descanso», respondió el SEÑOR.
Vivimos en una época de ansiedad y estrés, en parte porque es una época de constante movimiento, y tal parece que nos enorgullece mostrarle a los demás lo ocupados que estamos y todas las cosas que podemos hacer. Además de eso, nos sentimos un poco culpables si nos relajamos o si tenemos un momento de sosiego y si dejamos que Dios obre su perfecta voluntad.
Y yo creo que Dios no quiso en su diseño original que su pueblo viviera en un estado de actividad frenética, y que no paráramos de hacer y producir cosas. No. Como lo podemos ver desde los inicios en el Génesis hasta las promesas del Nuevo Testamento, vemos claramente que Dios quiere que encontremos descanso y refrigerio para nuestros cuerpos y almas. Y cuando lo hacemos, él promete renovarnos y refrescarnos.
Así que la pregunta que nos podemos hacer hoy es: ¿realmente descanso en Dios? ¿Le creo a Dios? ¿Encuentro el renuevo que necesito completamente en Dios? ¿O simplemente cumplo con mis deberes espirituales y después de que salgo de ellos, de nuevo estoy en la misma carrera y en el mismo estrés y en la misma agitación de siempre?
Pues el verso de hoy nos resuelve la ecuación, pero solo con una condición: si creemos lo que dice la bendita palabra de Dios. Pues de lo contrario, seguiremos esclavos de nuestros propios afanes y desvaríos suicidas de hacer y hacer y hacer.
El verso dice, como un susurro de Dios para ti hoy… (Éxodo 33:14 NVI) «Yo mismo iré contigo y te daré descanso», respondió el SEÑOR. Y con esto, ya tienes no solo para este día, sino para el resto de tu vida.
Vamos a orar.
Gracias, Señor, por tu palabra, por tu amor y compañía, por estar aquí a mi lado y ser uno conmigo en este lugar en donde estoy y en cada tarea que puedo hacer. Hoy decido reposar en ti y descansar confiadamente en el plan de vida que ya trazaste para mí desde la eternidad. Te entrego mi preocupación, mi hogar, mi trabajo, mis decisiones y todo lo que soy. Agradecido de que siempre obras en mí tu perfecta y buena voluntad. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 19 de marzo. Aquí voy contigo.
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar
Suscríbete: Apple Podcasts | Spotify | RSS
Éxodo 33:14 NVI. «Yo mismo iré contigo y te daré descanso», respondió el SEÑOR.
Vivimos en una época de ansiedad y estrés, en parte porque es una época de constante movimiento, y tal parece que nos enorgullece mostrarle a los demás lo ocupados que estamos y todas las cosas que podemos hacer. Además de eso, nos sentimos un poco culpables si nos relajamos o si tenemos un momento de sosiego y si dejamos que Dios obre su perfecta voluntad.
Y yo creo que Dios no quiso en su diseño original que su pueblo viviera en un estado de actividad frenética, y que no paráramos de hacer y producir cosas. No. Como lo podemos ver desde los inicios en el Génesis hasta las promesas del Nuevo Testamento, vemos claramente que Dios quiere que encontremos descanso y refrigerio para nuestros cuerpos y almas. Y cuando lo hacemos, él promete renovarnos y refrescarnos.
Así que la pregunta que nos podemos hacer hoy es: ¿realmente descanso en Dios? ¿Le creo a Dios? ¿Encuentro el renuevo que necesito completamente en Dios? ¿O simplemente cumplo con mis deberes espirituales y después de que salgo de ellos, de nuevo estoy en la misma carrera y en el mismo estrés y en la misma agitación de siempre?
Pues el verso de hoy nos resuelve la ecuación, pero solo con una condición: si creemos lo que dice la bendita palabra de Dios. Pues de lo contrario, seguiremos esclavos de nuestros propios afanes y desvaríos suicidas de hacer y hacer y hacer.
El verso dice, como un susurro de Dios para ti hoy… (Éxodo 33:14 NVI) «Yo mismo iré contigo y te daré descanso», respondió el SEÑOR. Y con esto, ya tienes no solo para este día, sino para el resto de tu vida.
Vamos a orar.
Gracias, Señor, por tu palabra, por tu amor y compañía, por estar aquí a mi lado y ser uno conmigo en este lugar en donde estoy y en cada tarea que puedo hacer. Hoy decido reposar en ti y descansar confiadamente en el plan de vida que ya trazaste para mí desde la eternidad. Te entrego mi preocupación, mi hogar, mi trabajo, mis decisiones y todo lo que soy. Agradecido de que siempre obras en mí tu perfecta y buena voluntad. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes