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Salmo 5:3 NVI. «Por la mañana, SEÑOR, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta.»
Si hay algo que realmente podemos hacer para recibir respuesta de Dios para cada una de nuestras necesidades, es orar. Y, como lo dice el verso, muy de mañana, cuando no haya ruido ni sonidos en la cocina, ni el ajetreo de las mañanas para salir al trabajo. En ese momento, debemos presentar a Dios nuestro ruego, nuestra necesidad y nuestras peticiones.
De tal manera que, en la intimidad del silencio, realmente podamos hablar con Dios y expresarle todo lo que sentimos y pensamos. Lo mejor de todo es que el verso dice que muy de mañana podemos presentar a Dios nuestros ruegos, y podemos quedar tranquilos a la espera de su respuesta durante el día.
Ese es Dios, quien nunca se olvida de responder nuestras oraciones y de acompañar y responder de manera sistemática por cada una de nuestras necesidades.
Finalmente, la invitación de hoy es: ora, habla con Dios, reza, como quieras llamarlo, pero no dejes de expresarle a Dios todo lo que te pasa y lo que desearías que él hiciera por ti, pues si lo haces, de seguro te responderá.
Vamos a orar.
Gracias, Señor, por escuchar mi oración. Hoy te presento mi debilidad, mi preocupación, mi desvelo, mi cansancio, mi enfermedad, y ese no sé qué que a veces me invade y me trae desánimo y preocupación. Descanso en ti y quedo a la espera de tu respuesta. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 20 de marzo. Ora.
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Salmo 5:3 NVI. «Por la mañana, SEÑOR, escuchas mi clamor; por la mañana te presento mis ruegos, y quedo a la espera de tu respuesta.»
Si hay algo que realmente podemos hacer para recibir respuesta de Dios para cada una de nuestras necesidades, es orar. Y, como lo dice el verso, muy de mañana, cuando no haya ruido ni sonidos en la cocina, ni el ajetreo de las mañanas para salir al trabajo. En ese momento, debemos presentar a Dios nuestro ruego, nuestra necesidad y nuestras peticiones.
De tal manera que, en la intimidad del silencio, realmente podamos hablar con Dios y expresarle todo lo que sentimos y pensamos. Lo mejor de todo es que el verso dice que muy de mañana podemos presentar a Dios nuestros ruegos, y podemos quedar tranquilos a la espera de su respuesta durante el día.
Ese es Dios, quien nunca se olvida de responder nuestras oraciones y de acompañar y responder de manera sistemática por cada una de nuestras necesidades.
Finalmente, la invitación de hoy es: ora, habla con Dios, reza, como quieras llamarlo, pero no dejes de expresarle a Dios todo lo que te pasa y lo que desearías que él hiciera por ti, pues si lo haces, de seguro te responderá.
Vamos a orar.
Gracias, Señor, por escuchar mi oración. Hoy te presento mi debilidad, mi preocupación, mi desvelo, mi cansancio, mi enfermedad, y ese no sé qué que a veces me invade y me trae desánimo y preocupación. Descanso en ti y quedo a la espera de tu respuesta. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes