Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar
Suscríbete: Apple Podcasts | Spotify |
Cantares 5:2 NVI: «Yo dormía, pero mi corazón velaba. ¡Y oí una voz! ¡Mi amado estaba a la puerta!»
Aunque este verso está dirigido a un par de enamorados, es hermoso leer y, más bien, entender, diría yo entre líneas, que nuestra relación con el Señor debe ser de esta manera y quizás mucho más estrecha, de tal manera que podamos decir, como el verso: «Yo dormía, pero mi corazón velaba», y eso se refiere a que en muchos momentos de la vida podemos andar por ahí, como dormidos y sin darnos cuenta, o sin ser conscientes de muchas de las cosas que pasan a nuestro alrededor, pero con nuestro corazón permanentemente conectado con el Señor.
Por eso, hoy nos podemos preguntar: ¿Verdaderamente, mi corazón todo el tiempo vela, está atento y completamente sensible a la voz de Dios? ¿O más bien permanezco dormido en los afanes de la vida y no me doy cuenta de las múltiples maneras en que Dios me está amando y está llamando mi atención para mostrarme su amor?
De eso se trata, de velar todo el tiempo, y eso significa estar vigilante, despierto y sensible a la voz de Dios. Por eso, dice el verso (Cantares 5:2 NVI): «Yo dormía, pero mi corazón velaba. ¡Y oí una voz! ¡Mi amado estaba a la puerta!».
Si te das cuenta, el verso dice: «Oí una voz, porque mi corazón velaba», y por fin me di cuenta de que mi amado estaba a la puerta. Y así está Dios hoy en tu vida, a la puerta, y nos dice: «Despierta, te amo, aquí estoy, escucha mi voz y mantente alerta».
Vamos a orar.
Te amo, Señor, dueño y redentor mío. ¿Cómo no amarte, si todo el tiempo estás a mi lado y no dejas de hablarme con cada segundo de vida que me das? Hoy te pido perdón por mi letargo profundo de sueño que no hace más que alejarme de ti y dejar de hacerte real en mi vida. Te pido que me despiertes completamente, pues quiero verte, Señor, escuchar tu voz y seguirte. Y todo esto te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 28 de marzo. Despierto.
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar
Suscríbete: Apple Podcasts | Spotify | RSS
Cantares 5:2 NVI: «Yo dormía, pero mi corazón velaba. ¡Y oí una voz! ¡Mi amado estaba a la puerta!»
Aunque este verso está dirigido a un par de enamorados, es hermoso leer y, más bien, entender, diría yo entre líneas, que nuestra relación con el Señor debe ser de esta manera y quizás mucho más estrecha, de tal manera que podamos decir, como el verso: «Yo dormía, pero mi corazón velaba», y eso se refiere a que en muchos momentos de la vida podemos andar por ahí, como dormidos y sin darnos cuenta, o sin ser conscientes de muchas de las cosas que pasan a nuestro alrededor, pero con nuestro corazón permanentemente conectado con el Señor.
Por eso, hoy nos podemos preguntar: ¿Verdaderamente, mi corazón todo el tiempo vela, está atento y completamente sensible a la voz de Dios? ¿O más bien permanezco dormido en los afanes de la vida y no me doy cuenta de las múltiples maneras en que Dios me está amando y está llamando mi atención para mostrarme su amor?
De eso se trata, de velar todo el tiempo, y eso significa estar vigilante, despierto y sensible a la voz de Dios. Por eso, dice el verso (Cantares 5:2 NVI): «Yo dormía, pero mi corazón velaba. ¡Y oí una voz! ¡Mi amado estaba a la puerta!».
Si te das cuenta, el verso dice: «Oí una voz, porque mi corazón velaba», y por fin me di cuenta de que mi amado estaba a la puerta. Y así está Dios hoy en tu vida, a la puerta, y nos dice: «Despierta, te amo, aquí estoy, escucha mi voz y mantente alerta».
Vamos a orar.
Te amo, Señor, dueño y redentor mío. ¿Cómo no amarte, si todo el tiempo estás a mi lado y no dejas de hablarme con cada segundo de vida que me das? Hoy te pido perdón por mi letargo profundo de sueño que no hace más que alejarme de ti y dejar de hacerte real en mi vida. Te pido que me despiertes completamente, pues quiero verte, Señor, escuchar tu voz y seguirte. Y todo esto te lo pido en el nombre de Jesús. Amén.
MIguel Montes