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Daniel 6:10 NTV: «Sin embargo, cuando Daniel oyó que se había firmado la ley, fue a su casa y se arrodilló como de costumbre en la habitación de la planta alta, con las ventanas abiertas que se orientaban hacia Jerusalén. Oraba tres veces al día, tal como siempre lo había hecho, dando gracias a su Dios».
Al terminar el tercer mes del año, podemos hacer de nuevo balances y darnos cuenta que, si estamos aquí y tenemos aún vida y entendimiento, hay esperanza. Seguramente, para muchos ha sido un trimestre difícil y para otros un trimestre de noticias. Lo cierto es que, en los días buenos y malos, tenemos la seguridad de que existe una vía de comunicación con Dios que nada ni nadie la puede cerrar, y es a través de la oración.
Como lo dice el verso, a pesar de la opresión, de la burla, y en este tiempo de la vergüenza que le puede producir a muchos orar, Daniel no negó su fe y recurrió, como siempre, al camino más estratégico y seguro para mantener su relación con Dios y encontrar en Él todas las respuestas.
Esa es la tercera cosecha que puedes recibir del año, si es que has mantenido una vida de oración. Y lo mejor de todo es que, si no lo has hecho, desde ya puedes comenzar a plantar semillas de oración, y todas las que puedas, por la mañana, por la tarde y por la noche. No dejes de orar y de plantar semillas de oración que tarde que temprano darán fruto.
Vamos a orar.
Amado Señor, yo sé que te necesito más que al aire que respiro, y que a veces, o casi todo el tiempo, hablar contigo y encontrarme a solas contigo se me vuelve la actividad más difícil de lograr y hacer. Hoy te pido que me enseñes a orar y a hacer tu voluntad, pues quiero conocerlo todo de ti. Quédate a mi lado, Señor, y no me sueltes, te lo ruego. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 31 de marzo. Tres veces al día. Tercera cosecha del año.
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Daniel 6:10 NTV: «Sin embargo, cuando Daniel oyó que se había firmado la ley, fue a su casa y se arrodilló como de costumbre en la habitación de la planta alta, con las ventanas abiertas que se orientaban hacia Jerusalén. Oraba tres veces al día, tal como siempre lo había hecho, dando gracias a su Dios».
Al terminar el tercer mes del año, podemos hacer de nuevo balances y darnos cuenta que, si estamos aquí y tenemos aún vida y entendimiento, hay esperanza. Seguramente, para muchos ha sido un trimestre difícil y para otros un trimestre de noticias. Lo cierto es que, en los días buenos y malos, tenemos la seguridad de que existe una vía de comunicación con Dios que nada ni nadie la puede cerrar, y es a través de la oración.
Como lo dice el verso, a pesar de la opresión, de la burla, y en este tiempo de la vergüenza que le puede producir a muchos orar, Daniel no negó su fe y recurrió, como siempre, al camino más estratégico y seguro para mantener su relación con Dios y encontrar en Él todas las respuestas.
Esa es la tercera cosecha que puedes recibir del año, si es que has mantenido una vida de oración. Y lo mejor de todo es que, si no lo has hecho, desde ya puedes comenzar a plantar semillas de oración, y todas las que puedas, por la mañana, por la tarde y por la noche. No dejes de orar y de plantar semillas de oración que tarde que temprano darán fruto.
Vamos a orar.
Amado Señor, yo sé que te necesito más que al aire que respiro, y que a veces, o casi todo el tiempo, hablar contigo y encontrarme a solas contigo se me vuelve la actividad más difícil de lograr y hacer. Hoy te pido que me enseñes a orar y a hacer tu voluntad, pues quiero conocerlo todo de ti. Quédate a mi lado, Señor, y no me sueltes, te lo ruego. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes