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Filipenses 1:6 NTV. Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva.
Muchos de nosotros, al terminar un nuevo año, pensamos que nos faltó algo por aquí, otra cosa por allá, nos faltó hacer tal cosa o tal otra, ¡si hubiera podido y si me hubiera dado una oportunidad!, bueno… tantas cosas que podemos pensar haciendo balances del año que termina, que si nos quedamos ahí, encontraríamos millones de motivos para ponerlos en la balanza de los faltantes.
Lo mejor de todo y de cada capítulo de nuestras vidas es que Dios mismo nos dio la oportunidad este año de cumplir un año más y ninguno de nosotros puede decir que no tuvo esa oportunidad; así mismo, Dios nos dio el chance de llegar, mal que bien, hasta este día y eso es más que suficiente para entender que Dios tiene un plan y un propósito para nuestras vidas, que, como lo dice el verso, no dejará de cumplirse.
Así mismo, muchos podrán decir: «Este año, Dios comenzó a hacer cambios importantes en mi vida, me siento una mejor persona, creo que he dejado sentimientos, comportamientos y hábitos que me hacían daño y que Dios ahí está haciendo su tarea en mí».
Por eso dice el verso (Filipenses 1:6 NTV): «Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva». Así que esa es la mayor esperanza que tenemos al terminar este nuevo año, pues no somos productos terminados y las personas que amamos tampoco lo son; ahí vamos y ahí van, y eso es más que suficiente para sentir y experimentar el maravilloso e incomparable amor y perdón de Dios por nosotros.
Por eso, confiados, tranquilos y seguros, podemos decir: «Gracias, Dios, por lo que has hecho en mí y por lo que seguirás haciendo hasta el último de mis días».
Vamos a orar.
Amado Dios, no puedo más que darte gracias por tu amor y tu fidelidad, como me amas, Dios, y me sigues amando, como no te cansas de trabajar en mí y para mí en todas las áreas de mi vida y de mi existir. Solo tú me hiciste y solo tú sabes para dónde voy, así que te ruego, Señor, que al finalizar este año y al prepararme para lo que viene, no dejes de hacer tu obra en mí, hasta que te pueda ver en la eternidad, como lo dice el salmo 17:15, pues me bastará con verte cuando despierte. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 4ª temporada, 31 de diciembre. Todavía no termina.
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Filipenses 1:6 NTV. Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva.
Muchos de nosotros, al terminar un nuevo año, pensamos que nos faltó algo por aquí, otra cosa por allá, nos faltó hacer tal cosa o tal otra, ¡si hubiera podido y si me hubiera dado una oportunidad!, bueno… tantas cosas que podemos pensar haciendo balances del año que termina, que si nos quedamos ahí, encontraríamos millones de motivos para ponerlos en la balanza de los faltantes.
Lo mejor de todo y de cada capítulo de nuestras vidas es que Dios mismo nos dio la oportunidad este año de cumplir un año más y ninguno de nosotros puede decir que no tuvo esa oportunidad; así mismo, Dios nos dio el chance de llegar, mal que bien, hasta este día y eso es más que suficiente para entender que Dios tiene un plan y un propósito para nuestras vidas, que, como lo dice el verso, no dejará de cumplirse.
Así mismo, muchos podrán decir: «Este año, Dios comenzó a hacer cambios importantes en mi vida, me siento una mejor persona, creo que he dejado sentimientos, comportamientos y hábitos que me hacían daño y que Dios ahí está haciendo su tarea en mí».
Por eso dice el verso (Filipenses 1:6 NTV): «Y estoy seguro de que Dios, quien comenzó la buena obra en ustedes, la continuará hasta que quede completamente terminada el día que Cristo Jesús vuelva». Así que esa es la mayor esperanza que tenemos al terminar este nuevo año, pues no somos productos terminados y las personas que amamos tampoco lo son; ahí vamos y ahí van, y eso es más que suficiente para sentir y experimentar el maravilloso e incomparable amor y perdón de Dios por nosotros.
Por eso, confiados, tranquilos y seguros, podemos decir: «Gracias, Dios, por lo que has hecho en mí y por lo que seguirás haciendo hasta el último de mis días».
Vamos a orar.
Amado Dios, no puedo más que darte gracias por tu amor y tu fidelidad, como me amas, Dios, y me sigues amando, como no te cansas de trabajar en mí y para mí en todas las áreas de mi vida y de mi existir. Solo tú me hiciste y solo tú sabes para dónde voy, así que te ruego, Señor, que al finalizar este año y al prepararme para lo que viene, no dejes de hacer tu obra en mí, hasta que te pueda ver en la eternidad, como lo dice el salmo 17:15, pues me bastará con verte cuando despierte. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes