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Romanos 2:29 NTV. No, un verdadero judío es aquel que tiene el corazón recto a los ojos de Dios. La verdadera circuncisión no consiste meramente en obedecer la letra de la ley, sino que es un cambio en el corazón, producido por el Espíritu. Y una persona con un corazón transformado busca la aprobación de Dios, no la de la gente.
Muchas personas consideran que son rectas e íntegras solo porque, ante la gente, sus amigos y las personas que los conocen, aparentan tener su vida perfecta, cuando en realidad su propia vida los consume por dentro.
Yo creo que uno de esos síntomas que prevalece en el juego indiscriminado de las apariencias es, como lo dice el verso, buscar cómo agradar a las personas y mostrar solamente las facetas perfectas que supuestamente nos trae la vida.
Sigue diciendo el verso que los verdaderos cambios vienen cuando hay una transformación en el corazón que se produce por el Espíritu, y que una vez sucede esto, nos convertimos en personas diferentes que no buscamos la aprobación de la gente, sino la de Dios.
Finalmente, las personas pasan y nosotros también, y en últimas, lo único que prevalece es el Señor. «Cielo y tierra pasarán, mas mi palabra no pasará».
Vamos a orar.
Amado Señor, te pido perdón por las apariencias, por el engaño de engañar y de mostrar algo que no tengo ni soy. Perdóname por tratar de agradar a tantas personas y, en ese juego, pasar por alto tu nombre, tu santidad, tu hermosura, tu gracia y tu perdón. Hoy me presento delante de ti y te pido, Señor, apártame, enséñame y moldéame a tu imagen, sin apariencias y sin hipocresías ni falsedad, en el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 8 de Enero. Engaños.
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Romanos 2:29 NTV. No, un verdadero judío es aquel que tiene el corazón recto a los ojos de Dios. La verdadera circuncisión no consiste meramente en obedecer la letra de la ley, sino que es un cambio en el corazón, producido por el Espíritu. Y una persona con un corazón transformado busca la aprobación de Dios, no la de la gente.
Muchas personas consideran que son rectas e íntegras solo porque, ante la gente, sus amigos y las personas que los conocen, aparentan tener su vida perfecta, cuando en realidad su propia vida los consume por dentro.
Yo creo que uno de esos síntomas que prevalece en el juego indiscriminado de las apariencias es, como lo dice el verso, buscar cómo agradar a las personas y mostrar solamente las facetas perfectas que supuestamente nos trae la vida.
Sigue diciendo el verso que los verdaderos cambios vienen cuando hay una transformación en el corazón que se produce por el Espíritu, y que una vez sucede esto, nos convertimos en personas diferentes que no buscamos la aprobación de la gente, sino la de Dios.
Finalmente, las personas pasan y nosotros también, y en últimas, lo único que prevalece es el Señor. «Cielo y tierra pasarán, mas mi palabra no pasará».
Vamos a orar.
Amado Señor, te pido perdón por las apariencias, por el engaño de engañar y de mostrar algo que no tengo ni soy. Perdóname por tratar de agradar a tantas personas y, en ese juego, pasar por alto tu nombre, tu santidad, tu hermosura, tu gracia y tu perdón. Hoy me presento delante de ti y te pido, Señor, apártame, enséñame y moldéame a tu imagen, sin apariencias y sin hipocresías ni falsedad, en el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes