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Proverbios 1:22 NTV. «Simplones, ¿hasta cuándo insistirán en su ignorancia? Burlones, ¿hasta cuándo disfrutarán de sus burlas? Necios, ¿hasta cuándo odiarán el saber?»
Oh, por Dios, cuando leí este verso de nuevo en esta versión, me impactó cómo el Señor nos puede hablar de tantas maneras y, aún en medio de tanta fanfarronería que nos hemos inventado, nos dice como lo escribe el verso: «Simplones». Y creo yo que más allá de las modas, de las exageraciones que encontramos por doquier, en cuanto al sexo, las modas, el consumo, las redes, las apariencias, el qué dirán y el hacerse un nombre propio y nada más, nuestras vidas se vuelven copias y copias de lo que vemos y oímos y en últimas terminamos siendo como lo dice Dios unos “simplones”
Al parecer, ya casi nadie está en su versión original y nos volvemos simplones, sin aderezar para nada la vida propia con lo propio y ser las personas auténticas que estamos llamadas a ser.
Por eso dice el verso (Proverbios 1:22 NTV): «Simplones, ¿hasta cuándo insistirán en su ignorancia?». Y la verdad es que lo que vivimos no muestra más que nuestra ignorancia de lo que somos y lo que debemos ser; y sigue diciendo: «Burlones, ¿hasta cuándo disfrutarán de sus burlas?». Y yo creo también que muchas personas no hacen más que burlarse de los demás, del sistema, de los pobres, de quienes buscan a Dios; Entonces, terminamos siendo los más necios de los necios, y es así como termina el verso, advirtiéndonos con mucho ímpetu: «Necios, ¿hasta cuándo odiarán el saber?».
Yo creo que más claro no puede estar la bendita palabra de Dios, que en un pequeño verso nos muestra lo indefensos que estamos en medio de nuestra ignorancia, lo equivocados que andamos con tanta burla, lo simplones que nos volvemos al copiar y copiar moldes y lo necios que somos al hacer caso omiso de lo que Dios dice y lo que Dios verdaderamente quiere para cada uno de nosotros.
Vamos a orar.
Perdóname, Señor, tanta simplonería, tanta arrogancia y tantas maneras que osamos para negarte y burlarnos de ti. Perdona mi necedad y mi ausencia de ti. Te necesito, Señor. Enséñame y moldea mi ignorancia, mi arrogancia, mi orgullo, mis relaciones y todo mi ser. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 20 de Enero. Simplones.
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Proverbios 1:22 NTV. «Simplones, ¿hasta cuándo insistirán en su ignorancia? Burlones, ¿hasta cuándo disfrutarán de sus burlas? Necios, ¿hasta cuándo odiarán el saber?»
Oh, por Dios, cuando leí este verso de nuevo en esta versión, me impactó cómo el Señor nos puede hablar de tantas maneras y, aún en medio de tanta fanfarronería que nos hemos inventado, nos dice como lo escribe el verso: «Simplones». Y creo yo que más allá de las modas, de las exageraciones que encontramos por doquier, en cuanto al sexo, las modas, el consumo, las redes, las apariencias, el qué dirán y el hacerse un nombre propio y nada más, nuestras vidas se vuelven copias y copias de lo que vemos y oímos y en últimas terminamos siendo como lo dice Dios unos “simplones”
Al parecer, ya casi nadie está en su versión original y nos volvemos simplones, sin aderezar para nada la vida propia con lo propio y ser las personas auténticas que estamos llamadas a ser.
Por eso dice el verso (Proverbios 1:22 NTV): «Simplones, ¿hasta cuándo insistirán en su ignorancia?». Y la verdad es que lo que vivimos no muestra más que nuestra ignorancia de lo que somos y lo que debemos ser; y sigue diciendo: «Burlones, ¿hasta cuándo disfrutarán de sus burlas?». Y yo creo también que muchas personas no hacen más que burlarse de los demás, del sistema, de los pobres, de quienes buscan a Dios; Entonces, terminamos siendo los más necios de los necios, y es así como termina el verso, advirtiéndonos con mucho ímpetu: «Necios, ¿hasta cuándo odiarán el saber?».
Yo creo que más claro no puede estar la bendita palabra de Dios, que en un pequeño verso nos muestra lo indefensos que estamos en medio de nuestra ignorancia, lo equivocados que andamos con tanta burla, lo simplones que nos volvemos al copiar y copiar moldes y lo necios que somos al hacer caso omiso de lo que Dios dice y lo que Dios verdaderamente quiere para cada uno de nosotros.
Vamos a orar.
Perdóname, Señor, tanta simplonería, tanta arrogancia y tantas maneras que osamos para negarte y burlarnos de ti. Perdona mi necedad y mi ausencia de ti. Te necesito, Señor. Enséñame y moldea mi ignorancia, mi arrogancia, mi orgullo, mis relaciones y todo mi ser. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes