Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar
Suscríbete: Apple Podcasts | Spotify | Correo electrónico | YouTube Music |
Salmos 147:3 NTV. «Él sana a los de corazón quebrantado y les venda las heridas.»
En muchas ocasiones, nos vamos a ver sin fuerzas, rendidos, sin el aliento necesario para seguir adelante, y eso viene porque, en nuestra humanidad, estamos propensos a sentir debilidad, a enfermarnos, a decaer por muchas razones, unas de ellas seguramente que vienen por los años, pero otras como resultado de nuestras decisiones.
Aun así, la palabra dice que es Dios quien nos puede sanar de las aflicciones del corazón, pero también de lo que por dentro se encuentra quebrado, pues «Él sana a los quebrantados del corazón y les venda las heridas». Más bien podríamos también entender con este verso que debemos ser más dóciles con el Señor y dejar que Él venga y nos sane completamente, y eso significa hacer los procesos que tengamos que hacer, de perdón y sanidad interior, para finalmente comprender que Él es el maestro, el hacedor, quien nos conoce y nos puede reconfortar y sacar adelante plenamente.
Vamos a orar.
Señor mío y Dios mío, gracias por recibirme de nuevo en tus brazos y darme las fuerzas que necesito para seguir adelante. Solo tú me puedes sanar, restaurar, recomponer, perdonar y renovar mis fuerzas, pues solo tuyo soy y te pertenezco solo a ti. Quiero hacer tu voluntad y no la mía. Me rindo a ti, Señor. En el nombre de Jesús, amén.
Tu Tiempo con el Número Uno. 5ª temporada, 24 de enero. Pendiendo de un hilo.
Podcast: Reproducir en una nueva ventana | Descargar
Suscríbete: Apple Podcasts | Spotify | Correo electrónico | YouTube Music | RSS
Salmos 147:3 NTV. «Él sana a los de corazón quebrantado y les venda las heridas.»
En muchas ocasiones, nos vamos a ver sin fuerzas, rendidos, sin el aliento necesario para seguir adelante, y eso viene porque, en nuestra humanidad, estamos propensos a sentir debilidad, a enfermarnos, a decaer por muchas razones, unas de ellas seguramente que vienen por los años, pero otras como resultado de nuestras decisiones.
Aun así, la palabra dice que es Dios quien nos puede sanar de las aflicciones del corazón, pero también de lo que por dentro se encuentra quebrado, pues «Él sana a los quebrantados del corazón y les venda las heridas». Más bien podríamos también entender con este verso que debemos ser más dóciles con el Señor y dejar que Él venga y nos sane completamente, y eso significa hacer los procesos que tengamos que hacer, de perdón y sanidad interior, para finalmente comprender que Él es el maestro, el hacedor, quien nos conoce y nos puede reconfortar y sacar adelante plenamente.
Vamos a orar.
Señor mío y Dios mío, gracias por recibirme de nuevo en tus brazos y darme las fuerzas que necesito para seguir adelante. Solo tú me puedes sanar, restaurar, recomponer, perdonar y renovar mis fuerzas, pues solo tuyo soy y te pertenezco solo a ti. Quiero hacer tu voluntad y no la mía. Me rindo a ti, Señor. En el nombre de Jesús, amén.
MIguel Montes